Metallica se acerca, pero aún le falta un poco

Crítica de “Hardwired To Self-Destruct”, el más reciente disco del cuarteto californiano.

El décimo disco de Metallica llegó como uno de los lanzamientos más esperados y destacados del año. Y no era para menos, pues se trató de una espera de ocho años, desde el estreno de “Death Magnetic” en el 2008.

Son 12 temas producidos por Greg Fieldman (Black Sabbath, Slayer, Slipknot), que muestran un camino variado que trata de retomar el sonido clásico de Metallica y que además explora nuevas propuestas, alejándose mucho de discos como “St. Anger” (2003).

La voz de Hetfield ofrece sin duda uno de sus mejores momentos, aportando a “Hardwired To Sel-Destruct”, potencia y agresividad, retomando timbres que no se escuchaban hace 25 años.

El trabajo de guitarras es sin duda  lo mejor que tiene este disco. Es complejo, elaborado, melódico y muy bien pensado. Todas las canciones tienen una estructura sonora ganadora, en la que se vuelve a la construcción de riffs potentes, rapidez y solos agresivos. Eso se extrañaba desde hace tiempo.

Y aunque la batería retoma la velocidad y adopta compases interesantes en temas como “Hardwired”, “Now That We’re Dead” y “Moth Into Flame”, sigue estando en deuda desde hace varios años. Se extrañan las figuras complejas de discos como “…And Justice For All” y “Master Of Puppets”; claramente no se espera que Lars Ulrich toque hoy como lo hacía hace 30 años, pero muchas de las canciones de este nuevo disco suenan a “Load”, precisamente por la batería.

hardwired

Lo mejor

“Hardwired”: Aunque en su lanzamiento no me convenció, en el contexto del disco suena bien, y en ese grupo de 12 canciones, es refrescante que se abra el disco con un tema veloz y agresivo.

“Atlas Rise”: Tiene un trabajo de guitarras muy elaborado, varios solos y un “toma y dame” entre Hetfield y Hammett. La canción no es sencilla, además, la estrenaron en Bogotá. Punto a favor.

“Moth Into Flame”: No han pasado dos minutos cuando ya hay solo de guitarra y batería rápida. Además, en este tema sí hay una complejidad en términos de batería. La canción tiene varias intenciones y cambios sonoros muy inteligentes.

“Spit Out The Bone”: Esta es la joya de la corona, la mejor canción del disco. Tiene todo lo que uno espera en una canción de Metallica y rememora los mejores momentos del grupo en los años 80. Es veloz y potente. En los siete minutos reúne todo lo que ha hecho a Metallica grande. Esta canción hace creer que podremos tener un disco de Metallica que sea bueno de principio a fin, en donde los cuatro integrantes brillen por igual.

Es la mejor canción de Metallica, incluso desde 1991.

Lo que hay que cambiar

En muchas canciones la batería sigue siendo la gran debilidad. Riffs muy buenos terminan convirtiéndose en una canción que podría estar en “Load” sin ningún problema. Eso es lo que pasa con “Am I Savage”, “ManUNkind” (que además suena mucho a Cathedral), “Confusion” y “Halo Of Fire”.

Y no se trata de abusar del doble bombo o de darle al redoblante 12 veces por segundo, no. Se trata de hacerle justicia al trabajo de guitarras tan impresionante que tiene este disco. Si en algo debe mejorar Metallica, es en la batería, de eso no hay duda.

El veredicto

Un 8 / 10 es justo. El disco es muy bueno, se nota el trabajo y el esfuerzo que hizo Metallica por volver al thrash metal, el género que inventaron y perfeccionaron a finales de los 80. Mucho ha pasado en la carrera del grupo y de una manera estoica presentan este 10° disco.

Lanzamientos más frecuentes mostrarán un verdadero trabajo evolutivo de Metallica, porque una cosa es cierta, solo tres discos en 16 años no es digno de un grupo que cambió la historia del heavy metal.