La ironía es la figura retórica en la que se dice lo contrario de lo que se expresa. Bien utilizada, se constituye como virtud, denota inteligencia, es causal de hilaridad. El remix es precisamente el monolito de la ironía.
¿Qué es el remix? En palabras de Lawrence Lessig, creador de Creative Commons y autor de textos como Free Culture, se define, simplemente, como Collage. El remix es entonces una manifestación estética presente en casi todas las esferas culturales (para ejemplificar lo enunciado anteriormente existen nombres verificables en la Registraduría Nacional colombiana, como Jesucristo Hitler Zeppelin , Millos David o Batman Camargo, evidentes ejemplos del remix, presentes en nuestra cultura) pero sobre todo, su poética permea al audiovisual y a la música. Ejemplo interesante es la canción “Christianity is stupid”(1987) de la banda experimental Negativland, que en 2004 creó un videoclip para la canción, donde se mezclaban imágenes de películas sobre Cristo con imágenes procedentes del cine de los países comunistas.
Documentales como Sur Plus (2003) en cuya construcción colaboró el artista Johan Söderberg, conocido “remixador”, autor de difundidos proyectos como “Read my lips”, serie de remixes donde podemos ver, por ejemplo, a Hitler mezclado con la canción “Born to be alive”, utilizan una estética que todo el tiempo referencia las gramáticas del remix.
Si bien se puede definir al Remix como el equivalente del collage, en realidad, es un medio de expresión bastante complejo, además de omnipresente. Kirby Ferguson hace una declaración de principios con su documental Everything is a remix, con el que hace cambiar de opinión sobre la “originalidad” de muchos productos culturales que creíamos únicos. El ejemplo más destacable del documental es el de Led Zeppelin, banda que prácticamente tomó prestadas casi todas las melodías de sus grandes hits, de canciones de otros artistas.
¿Por qué los artistas de remix toman “prestado” diversas representaciones? Porque dichas representaciones son referencias culturales, que pueden ser comunes a muchas personas y que al combinarse producen nuevos significados, que tienden a ser irónicos y graciosos. En definitiva, los resultados del remix siempre son algo nuevo: configuran nuevas gramáticas, poéticas y redes de significaciones. El remix es también una suerte de homenaje que hacer el artista remixador, que toma las expresiones y formas que considera mejores, más dignas para crear ese objeto nuevo. Géneros que parten de las premisas del remix, como el Mashup, adquieren una interesante acogida entre artistas y espectadores. Hace algunos años el canal VH1 presentaba algunos Mashups que gozaron de gran popularidad durante los cortes comerciales. De hecho, la página web del canal presentó varias listas de los mejores Mashups
La importancia del remix para la cultura es notoria. No sólo se trata de producir risas inocentes, inofensivas, chistes o sutiles sarcasmos. El remix hace que la gente se sienta partícipe de la cultura y productora de la misma. Las personas comunes no sólo asumen el rol de consumidores, sino que se convierten en creadores, en impulsores de nuevas experiencias estéticas y sensoriales. Por otra parte, el remix es una herramienta interesantísima de aprendizaje, es de hecho una reivindicación del método imitatorio como objeto educacional.
Pasará mucho tiempo para que podamos evaluar los efectos del remix en términos duales de positivo o negativo. Tal vez se vengan muchos años de remix y para los detractores serán años de tedio y desaprobación. Lo cierto es que no podemos mirar este fenómeno por encima del hombro, complejizar alrededor de sus lógicas es una labor crucial para el que quiera hacer una revisión de las estéticas actuales.
Por Camilo Lamilla Tamayo