Hacía mucho rato no asistía a una fiesta tan frenética, tan multitudinaria, tan comprometida, tan simplemente perfecta. Y es que no sabía en propia piel que los Caligaris eran tan irresistibles y cuando los oyes, la verdad, terminas así, enfarrado.
Al entrar a la zona de prensa jamás imaginé que esta sería más bien una zona de fiesta. Sí vimos mucho público con narices rojas, con el aforo de la Bio a reventar y hasta la policía de medio festival se hizo en la montañita lateral para no perderse la rumba más grande de Rock al Parque.
Este grupo de Córdoba, Argentina, trajo 12 músicos a escena y desde que salieron con sus caras pintadas y vestidos como el circo que es la vida misma, el lugar empezó a temblar por los saltos de todos, incluidos los otros periodistas, incluidos los de la organización del evento, hasta la policía se movía suave pero se movía (hasta los de la secreta, se los juro). Yo simplemente sentí que estaba en el mar. “Todos locos” sonó y fue como la orden Caligari para desatar eso mismo en el público.
Y era difícil de verlo y sentirlo todo porque pasaban muchas cosas al tiempo. De hecho cambiaban de instrumento a veces y se desmarcaban de manera que uno no sabía quién toca qué, pero cuando lo adivinas el cantante hace un salto mortal y otro decide ponerse las gafas de una periodista y mostrarle la falda a la cámara realmente coqueto. Una voz dijo “que corran todos los demás, porque nosotros nos vamos caminando” y la fiesta siguió su camino más íntimo. Y uno tratando de entender en ese mar de celulares grabando.
De pronto cayó una tela morada del techo y una chica subió e hizo un trabajo bello en altura, en otro hicieron una cara feliz de payaso con fragmentos gigantes que cada uno tenía, se tomaron una selfie en medio del concierto, otro salto mortal pero ahora con trampolín llamó nuestra atención en otro instante y ya estábamos con sed cuando arreglaron una mesa para brindar en “Añejo W”.
Martín Pampiglione (voz y guitarra) nos invitó a brindar y dijo algo que caló en la audiencia: “los Caligaris tienen veinte años y desde que nos formamos hace veinte años queríamos venir”. Aplausos y empezó un olor característico a festival. La fiesta subió el nivel porque nos pidieron “revolear una prenda con el brazo en alto” y tres de ellos enseñaron el camino al quitarse la camiseta.
La rumba continuó en subida con la gente tratando de tocar las nubes, haciendo sentir el espacio Bio como el epicentro de un terremoto, con los músicos más felices en tarima y al frente su espejo cantando cada palabra de cada canción, y una bandera de Colombia con el añadido de blanco arriba agitándose todo el concierto. Dos veces comí bandera por el frenesí de este invitado VIP que parecía el presidente del club de fans de la banda.
Y fue entonces cuando lo entendí todo: Los Caligaris vinieron a armar una tremenda fiesta pero la rumba ya estaba lista y solo faltaban ellos. Su música los precedió, caló, gustó y consiguió nacionalidad colombiana o latinoamericana, por buena, por ser una música que sana almas, y por ello todo fue tan natural, tan normal que los Caligaris armaran la fiesta perfecta.
Al salir nos encontramos con Silvina Rosotti de Pop Arts Records y nos dijo: ”increíble, impensable, estuvimos de locales, pensamos que se sabían una o dos pero las cantaron todas”.
Agustín Cuadrado (trompeta) nos confesó: “lo que más me gustó es que me hicieron sentir como en casa”
Set list:
1-Todos locos
2-Tyson
3- Nadie es perfecto
4- Entre vos y yo
5- No estás
6- Mejilla izquierda
7- Quereme así
8- Mi estanciera y yo
9- Añejo W
10- Razón
11- Kilómetros
12- Que corran
13- Todos locos (repetición)
Mauricio Tamayo
Fotos: Julián López Cortés
Foto en Tarima: Vladimir Dacol