El nuevo disco de Slayer fue estrenado el pasado 11 de septiembre, es el décimo primero en su carrera y con él queda más claro que nunca: Slayer no necesita ser comercial.
“World Painted Blood” fue publicado en el 2009. Nunca imaginamos que sería el último disco con la alineación original de Slayer. En seis años fueron muchas las cosas que cambiaron para Slayer, y probablemente eso influyó en la creación de uno de los discos más crudos y pesados de su carrera.
Jeff Hanneman, el guitarrista líder de Slayer, falleció en mayo de 2013, sin embargo los problemas de salud desatados por una mordedura de araña lo alejaron del grupo desde el 2011. Eso le dio dos años a Gary Holt (su reemplazo ‘temporal’), de entender muy bien la mecánica y la forma de trabajar del grupo liderado por Tom Araya.
Ese mismo año un par de meses antes de la muerte de Hanneman, Dave Lombardo (emblemático baterista de origen cubano), fue expulsado del grupo por diferencias económicas, principalmente con Kerry King.
No fue difícil conseguir un reemplazo para el “Animal” Lombardo. Años antes ya había salido del grupo y su lugar fue ocupado por Paul Bostaph.
Además de esos cambios, otros adicionales llegaron. Su extensa relación con American Recordings (siete discos publicó Slayer con este sello), llegó a su fin y dio origen a un matrimonio con Nuclear Blast, el gigante del metal independiente, con sede en Alemania.
Como consecuencia de esta separación, Slayer “partió cobijas” con Rick Rubin quien fue el productor estrella del grupo desde 1986, cuando el cuarteto publicó el legendario “Reign In Blood”.
Estos antecedentes abren un camino que estuvo lleno de incógnitas para los fans de Slayer, pero que se fueron disipando poco a poco desde el mes de mayo pasado.
Thrash metal puro y crudo en “Repentless”
¿Cómo suena este nuevo disco? Empecemos por decir que el productor es Greg Fidelman (Black Sabbath, Metallica, Slipknot, Red Hot Chili Peppers, Johnny Cash), aunque con Slayer hay que decir que el grupo siempre ha hecho lo que ha querido, algo que no cambia con “Repentless”.
Esta placa discográfica cuenta con 12 temas llenos de velocidad y, salvo el primero “Delusions Of Saviour”, un tema instrumental, todos los demás corren a un millón de revoluciones por minuto.
Sigue el corte que le dio nombre a este trabajo. “Repentless” es una canción de thrash puro y crudo; es veloz, incisiva, su solo de guitarra es violento y la batería es una descarga de un millón de TNT. El video es igual: crudo, violento y completamente inesperado.
El trabajo de Holt es impecable y se amolda muy bien con King, con quien -al mejor estilo de Lucho Barrera- arma unos tándems de guitarra simplemente perfectos.
Los temas de “Repentless” son rápidos y recuerdan mucho los años 80, la era dorada del thrash. “Take Control”, es una buena muestra de eso, ya que es un tema veloz y agresivo.
Con respecto a la batería, no había ni habrá una mejor opción que Paul Bostaph. Slayer (Araya – King), son sumamente pragmáticos, especialmente King. Por eso no titubearon un segundo en elegir a Bostaph para reemplazar a Lombardo. Y la verdad es que si se extraña al cubano, es más por el legado y lo que significa para la historia de Slayer; honestamente no se le echa de menos en este disco.
Uno de los temas en los que hay una apuesta “distinta” es en “When The Stillness Comes”, su intro es impresionante y su propuesta es más densa y metalera; es de los mejores temas del disco.
En total son 12 temas. Slayer regresó y en 2015 muestra que está más vivo y vigente que nunca. Cuánto tienen que aprender sus colegas de género que hoy andan “experimentando” y sacando cada que se les antoja a sus mejores integrantes.
Slayer es el rey del thrash metal, y “Repentless” ataca con los ‘tacos de punta’ y directo a la canilla de otros jugadores.
Julián López Cortés
Calificación Mtres: 4.5