Pocas bandas significan tanto para el metal colombiano como Darkness. Probablemente el metal o la vida no fueron justos con ellos.
Hacer metal en los 80’s (como lo es ahora), era un acto de fé. Colombia es un país injusto con el metal propio. A diario nacen y desaparecen bandas de metal, unas buenas, otras no tanto. Pero ver que 55.000 personas (como ayer), vayan a un festival, pero que ni el 10 por ciento de esa cantidad compre los discos de nuestros metaleros es injusto.
Y no es un tema que se le atribuya la famosa “gratuidad” de la que hablan nuestros “gloriosos” periodistas, porque decenas de miles han llenado shows de Metallica o Iron Maiden. En Slayer se agotan las entradas y ni hablar de los shows más pequeños en bares, en donde literalmente no cabe un alfiler.
Pero el metal colombiano se convierte en algo de culto. Es verdad, conseguir algún disco clásico de metal hoy es una labor difícil y hay que pagar un “billete” por un vinilo de época. Pero en eso se queda nuestro metal, en un recuerdo nostálgico.
Y eso pasa con Darkness. Una banda que desde el principio cantó en español. Como debe ser. Darkness nos dejó himnos importantísimos y nos demostró que el buen metal se puede hacer. El disco “Soberanía Soberana Ironía”, sigue teniendo un sonido impecable.
En 1995 Darkness le cantó (sin saberlo), a lo que estamos viviendo como país. El tema “Renacer” habla de un cambio de conciencia y actitud… Habla de vivir en paz: “Después de la tormenta algo nuevo ha de llegar, nacerán nuevas intensiones, hay que mirar siempre más allá. Después de esta tormenta el nuevo sistema surgirá. Y aprenderás que se puede cambiar, que se podrá lograr. No existe otro lugar”.
Lo que estoy tratando de decir es que Darkeness pudo ser una de las bandas más importantes del continente. Sus letras son claras, inteligentes y disparaban un veneno fuerte cuando era necesario. Su trabajo sonoro es muy bueno, de mucha calidad. En el 95 lograron crear una mezcla de sonido propia de bandas internacionales; en esa época ninguna banda colombiana sonaba como Darkness.
Pero a Darkness le faltó lo que a decenas de bandas colombianas también les falta hoy: el apoyo de la industria, el apoyo de los medios y el apoyo de público.
A pesar de todo ellos son agradecidos. Les gradecen a las 80 personas que los vieron en algún bar de Bogotá y a las 70.000 que los vio cuando le abrieron a Metallica en 1999. Agradecen a la emisora universitaria que les abrió sus micrófonos para que anunciaran que serían teloneros de Kreator en el 2009, y también a Andrés Duran que le dedicó una hora de El Expreso del Rock al lanzamiento de “Soberanía” en 1995.
No sé cuántos discos pudieron haber vendido… quizá unos 1000, o 2000. Darkness debió llegar a ser una banda que cerrara un Rock Al Parque, que nos representara en festivales en Argentina, México, Chile. Una banda que debió girar por el mundo como acto de soporte de alguna leyenda para luego ser headliner.
Le faltó apoyo, porque la calidad, las ganas y las huevas siempre las han tenido.
Yo siempre recordaré ese lunes de 1995, en el que luego del llegar del colegio, agarré mi bicicleta y me fui para el almacén La Musiteca de la 86 con 15, y allí compré “Soberanía, Soberana Ironía”, mi primer disco de metal nacional. Hoy es uno de mis más preciados tesoros.
A Rodrigo y Óscar solo podemos darles las gracias y decirles que su música hace parte de nuestra historia. El metal colombiano, en especial el bogotano, existe gracias a Darkness.
Julián López Cortés