La obra perfecta será eterna pero las acciones efímeras del hombre como “ser-universo que se contempla” (Carl Sagan) lo pueden ser también si se tiene la sensibilidad de un artista como la de Bowie.
Por Mauricio Tamayo
Al juntar el lanzamiento de su disco “Blackstar” con la celebración de su cumpleaños el 8 de enero (de paso la revisión a su obra dada por los medios) y su inesperado deceso dos días después (noticia mundial), todo casi al mismo tiempo, nos puso a pensar profundo y a aplaudirlo como artista, pero con el inquietante video de la canción “Lazarus” para hacer mutis en el escenario mundo, nos llevó a un nivel diferente en donde la vida misma se troca en arte y convirtió una serie de acciones que incluso incluyen el marketing, en una forma de performance para, en el cálculo sereno, decir adiós.
Para entender tal exquisitez de no coincidencia podemos echar un vistazo a algunas de sus acciones previas y a sus intereses. Parte de su vida fue una obra de arte en sí misma y la vivió bajo el precepto de “sin transformación no hay arte” como afirmaba el cineasta francés Robert Bresson. También fusionaba ideas traídas de otros lados para alimentar su vanguardia, tenía una forma diferente de ver y como Oscar Wilde decía, el artista “no ve las cosas como son en realidad solamente“. Tal cual la afirmación de que las ideas salen de otras ideas no del vacío. Alimentó esta premisa con acciones diversas en, por ejemplo, “Rebel Rebel” que está claramente inspirada en los Rolling Stones, la melodía de “Starman” en el tema “Somewhere Over the Rainbow”, “Let´s Dance” tiene un guiño a James Brown, “Fame” a los Jackson Five o “Young Americans” a Elvis. En general él llevó este concepto a otro nivel. Uno en el que el centro era la actuación, en donde profundizó en la idea de la identidad como la reinvención sucesiva. El cambio constante como forma de aniquilar el presente así su movimiento se convirtiera en contracultura y negara su propuesta anterior. Así de valiente era para presentar sus obras. Al final no podía ser diferente.
Su visión de la vocación lo llevó a acercar su música a otras formas artísticas para arropar su propuesta. Desde siempre, incluso antes de ser reconocido con “Space Oddity” en 1969 inspirada en la película de Stanley Kubrick “2001: Una Odisea del Espacio”, Bowie ya había grabado varias canciones, actuado en cine, mejor no ver el corto “The Image”. Hizo presentaciones como mimo, “Pierrot en Turquesa” y hasta en el Royal Albert Hall con un personaje propio. Montó una pequeña compañía de teatro al lado de su novia. También buscó la vanguardia artística fundando el Arts Lab de Beckenham y desde luego había tenido frustraciones en todo. Pero debido a su temperamento positivo, a una gran ambición y a una poderosa seguridad en sí mismo, se había preparado para lo que venía. Sin proponérselo ya estaba juntando en su cabeza artes visuales con formas de interpretación, más la comprensión de todas las posibilidades de vanguardia en la época.
Entonces a sus cualidades naturales como cantante, compositor y arreglista le sumó su interés por no repetirse, explorar en artes y acciones como:
El cine. Ver “The Man Who Fell to Earth” de Nicholas Roeg (1976) en donde interpreta a un extraterrestre, un papel en el que se siente cómodo y es reconocido debido a su éxito reciente haciendo justo eso con la creación de Ziggy Stardust en su disco “The Raise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”; “The Hunger” de Tony Scott (1983) en donde es un vampiro al lado de Catherine Deneuve; “The Last Temptation of Christ” de Martin Scorsese (1988) en donde interpreta a Poncio Pilatos; “The Prestige” de Chistopher Nolan en donde sorprende interpretando a otro creador, pero con menos eco, Nikola Tesla; “Gigoló” de David Hemmings en la que hace de oficial alemán que vende su cuerpo en un lupanar regentado por Marlene Dietrich, a quien además usa como inspiración en la creación de personajes andróginos para sus discos; o la celebrada “Feliz Navidad, Mr. Lawrence” de Nagisha Oshima, entre otras muchas.
Haciendo cine aprendió sobre historias a profundidad porque desde el inicio de su carrera ya escribía para él y otros, pero apreció el rigor de un plan de rodaje y de la técnica de guiones. Además asimiló cómo se realiza y dirige.
La moda. Decía que no le importaba la moda porque quería que su música se viese como sonaba. Por eso siempre estaba a la vanguardia. Fue desde Mod hasta Dandy (tenía unos maneras impecables. De hecho su esposa Imán le contó a Daily Express que la sedujo con sus modales perfectos, siempre bien educado con la gente y desde luego perennemente elegante). Encargaba a modistos la confección de sus ideas para los trajes de los diferentes personajes creados. Por ejemplo el japonés Kansai Yamamoto hizo el traje de “Aladdin Sane” (1973), ese famoso vestido negro con rayas blancas aludido además en “Lazarus”. Líneas y rayas que ya pintaba a mano desde los 16 años en su chaqueta cuando tenía la banda “Kon-rads” (en cuyas fotos entendemos que su instrumento fue el saxo desde el principio hasta el fin). Freddy Burreti diseñó su traje para ayudar a posicionar el extraterrestre naranja Ziggy. Luego en su etapa alemana fue más frío, con sus abrigos de cuero largos y por ello ayudó a crear el “Duque Blanco”. Incluso inspiró a famosos diseñadores como Jean Paul Gaultier quien hizo toda una colección inspirado en “Ziggy Stardust” (1972), Riccardo Tisci copió la chaqueta de “Aladdin Sane” y Heidi Slimane hizo lo propio con el “Starman” del 75 cuando se hizo cargo de la casa Dior.
Experimentando logró cultivar un perfecto sentido para generar moda y correr los bordes, saliendo de su zona de confort. Sin importar el estilo en cada momento su vestuario estaba perfecto y de acuerdo a la ocasión o el rol.
El teatro. Es recordado su papel en la obra “El Hombre Elefante” a principios de la década del ochenta. En esas más de 150 representaciones donde recibió buenos comentarios por parte de la crítica y el público pudo demostrar de la manera más exigente su dominio de la actuación. Hacerlo hasta en las pequeñas cosas. Algo que practicaba con los periodistas por ejemplo, cuando al final de la entrevista el mánager avisaba que el tiempo se había acabado, él pedía cinco minutos adicionales porque decía sentirse a gusto en la entrevista. La actuación como estrategia en todo ámbito.
Él ayudó a cimentar las bases que ya estaban para llevar la acción teatral en la música pop a un lugar superior. Ver cómo se mueve lo dice todo. Pasaba del baile a la pantomima con facilidad. Entraba en personaje a profundidad, tanto que en una parte de “Cracked Actor” citada por Clinton Heylin en “All the Madmen” (Constable, 2012) dijo que “la gente lo estaba convenciendo de que él era un mesías”. Pero en realidad quien los “hipnotizó” en un principio fue el propio Bowie.
Para actuar y crear personajes usó referentes como el Surrealismo, el Teatro Alemán Brechtiano, el mimo del Avant Garde (Marcel Marceau), los musicales del west end, el Expresionismo Germano, el teatro Kabuki japonés y hasta la ciencia ficción. Su tono favorito fue el humor y la ironía.
La literatura. The Guardian afirma en un artículo que en una época era capaz de leer ocho libros al tiempo; le gustaba Marcel Duchamp. Era un lector voraz y culto, por eso se le facilitaba hacer homenajes y ser intertextual. Todo lo conectaba.
El videoclip. Ver “The Hearts Fillthy Lesson” dirigido por Samuel Bayer”; “Ashes to Ashes” de David Mallet y él mismo, por técnica fue una apuesta grande con la solarización que le aplicaron en su época; la forma tan bella de revivir en las superficies dispuestas para la proyección el viaje a la Alemania que vivió en “Where Are We Now”; por supuesto “Lazarus”.
Un formato en el cual pudo cultivarse a través del tiempo en la manera de narrar la historia, la técnica y el uso primoroso de los momentos musicales y el tempo psicológico.
Maquillaje y tintes. Se inspiró en pioneros como Syd Barrett y Alice Cooper. Dice Mick Rock autor del libro de fotos “The Rise of David Bowie: 1972-1973” que tenía muy buen genio. Por ello probaba y probaba tranquilo cambios de maquillaje todo el tiempo. Que fue Pierre Laroche, quien lo maquillaba ocasionalmente quien probando se inventó la mancha dorada y el zigzag. Desde el colegio probó a tinturarse el pelo con colorantes extraídos de vegetales. Por ello fue normal que Ziggy tuviera el cabello naranja. Un dadaísmo natural a todo nivel. Se dice además que durante su carrera cambió 29 veces de peinado.
No había nada al azar con Bowie. Hasta esto tenía una razón de ser. ¿Para qué los pelos de punta por ejemplo en el video de “Lazarus”?
La animación. Muchos de sus videoclips la usan dentro de la narración. Ver el corto de navidad para niños nominado a los premios Óscar en 1982 “Snowman”dirigida por Dianne Jackson.
Entre todas las técnicas de realización fue una de sus favoritas.
La pintura. Salvador Dalí fue su debilidad por mucho tiempo. Él mismo siempre considero que antes que cantante fue pintor. Andy Warhol lo inspiró para hacer la canción epónima en el álbum “Hunky Dory”. En cine lo interpretó en la película “Basquiat” de Julian Schnabel (1996) en donde se puso una peluca blanca para parecerse a Warhol quien fue amigo del pintor Jean-Michel Basquiat y suyo.
Si miran sus clips verán la relación entre cuadro (lienzo) y plano (video)
Finalmente hay que decir que Por ejemplo la estrategia de la publicidad de sorprender a través de la transgresión. Mucho antes de D&G o Benetton., fue una de sus estrategias naturales, que tuvo más originalidad y creatividad porque cruzó muchas variables. ¿Cuántas bandas hicieron su aporte en los primeros dos o tres discos y ahí se quedaron para siempre?
Expandió los bordes de la cultura desde lo que sabía hacer. Nos enriqueció a todos
Dice Mick Rock, el fotógrafo de estrellas, que “al principio cuando no era fácil saber las cosas. (Hoy todo se publica) Parte del éxito fue que los de relaciones públicas no desmentían ni confirmaban ningún rumor. La gente se imaginaba todo tipo de cosas. Lo que se desconoce es más atractivo que lo otro”
Luego de leer vean el video de “Lazarus” de nuevo. Seguro encuentran un goce diferente.
Texto publicado originalmente en El Tiempo.