El tercer larga duración de esta agrupación finlandesa está de aniversario. Recordamos un sonido que definió el metal europeo de mediados de los 90.
Fue en 1995 cuando escuché por primera vez el término “Metal Atmosférico”. Fue en el programa “Psicosis”, que se emitía en 98.5 FM
No lo entendí, y en su momento tampoco el locutor. Pero hablar de ese término anticipaba que algo estaba pasando con el metal. En 1996 Amorphis presentó “Elegy”, un disco que mezclaba muy bien la potencia y crudeza del metal, con el folk nórdico y las atmósferas creadas por teclados inspirados en agrupaciones como The Doors, Hawkwind y Pink Floyd.
La propuesta fue tan novedosa que magazines y medios especializados empezaron a hablar de Amorphis como la revelación del metal progresivo. En definitiva, se usaron muchos términos que comprobaron el verdadero significado de Amorphis: una propuesta musical sin una forma determinada. Como Amorphis no hay un grupo igual.
Elegy, editado por Relapse Records en América y Nuclear Blast en Europa, es un disco integrado por 11 temas con una duración de 56 minutos. Fue publicado el 14 de mayo de 1996. El disco está inspirado en el “Kanteletar”, un libro de poemas y cantos tradicionales de Finlandia, escrito en 1840.
Hablar de “Elegy” es hablar de un disco fundamental en la historia del metal. Su mezcla de metal melódico es única e irrepetible. La duración promedio de cada canción ronda los cinco minutos, con lo cual se presentan espacios de experimentación melódica que generan en cada canción relaciones únicas entre la música y sus oyentes.
Este disco, además, fue el último en el que Tommi Koivusaari usó su potente voz gutural. Esa combinación de total oscuridad con la propuesta melódica, progresiva y atmosférica hacen de Elegy un disco que 20 años después sigue siendo novedoso y delicioso de escuchar.
En cuanto a la voz gutural se utilizó una grabación creada mediante capas (se hicieron varias tomas y se yuxtapusieron, creando una sensación de relación más no de amplificación) una exploración que le dio un nivel extremadamente oscuro a temas como “My Kantale” y “Elegy”, canciones además en las que los teclados son protagonistas.
Otra experimentación interesante se evidencia en “Cares”, que además de tener un componente folk predominante, cuenta con una composición musical tomada de la estructura de la música electrónica.
Potente, armónico, melódico y épico, así es “Elegy” y 20 años después sigue siendo una novedad escucharlo.