La Cámara de Comercio de Bogotá invitó a este músico colombiano a compartir su experiencia con sus colegas y con personas dedicadas a la gestión cultural. Mtres conversó con él acerca de su estancia en Berlín y de su visión sobre la autogestión musical.
Checkpoint Guanabana es un proyecto fundado y radicado en la ciudad de Berlín por dos colombianos. A pesar de llevar pocos años en actividad, la banda se ha ganado un espacio en la escena electrónica de la ciudad mezclando beats, hip hop, funk y ritmos afrolatinos.
Si bien describen su sonido como “Afro Tech-Funk”, Checkpoint Guanábana rompe el molde ante sus pares al no usar ningún tipo de secuencias en vivo. Todo su sonido se hace en directo, incluyendo la percusión. Ellos afirman que se trata de “una experiencia orgánica con el espíritu de la música electrónica”.
Aprovechando la pasada edición del Bogotá Music Market, organizado por la Cámara de Comercio de Bogotá, tuve la oportunidad de encontrarme de nuevo con uno de sus fundadores; Simón Cabezas. Hablamos de la vida, de los amores fallidos y hasta de filosofía. Pero como estos no serían temas de interés para nuestros amables lectores, me referiré solo a la música. Si están de acuerdo, los pongo en contexto primero…
Simón Cabezas
Supe por primera vez de Simón Cabezas en Rock Al Parque, en los días en que andaba con una media velada en la cabeza y tocaba con su Wah Wah una versión libre del tema musical de la serie Dejémonos de Vainas. Eran los días de Caníbal Smith. Luego de esa presentación, Simón se perdió de mi radar.
Pasó un buen tiempo antes de volver a hablar con él. Simón decidió vivir durante un año en un monasterio en Barcelona. No sé si fue a causa de una epifanía, pero luego de su estancia en ese lugar, Simón se propuso como meta dedicarse un par de años exclusivamente a la música, dejando de lado su carrera (un abogado menos, tal vez, gracias a Dios). Desde entonces, lo conocen como el Hermano Simón.
Con él volví a hablar hace más de dos años. Me contó que estaba trabajando con unos músicos en Berlín, en un proyecto llamado Checkpoint Guanabana. Estaba muy emocionado ante la posibilidad de grabar un disco, asistir a ferias de negocios y conseguir fechas.
“Berlín es una ciudad en el corazón de Europa”, me contaba Simón en ese entonces. “Es una ciudad relativamente nueva y en constante evolución… o reconstrucción, como se quiera ver. Es una ciudad que nunca duerme. Tiene el ámbito óptimo y de carácter internacional para que vengan los artistas”.
Luego de varios saludos de cumpleaños vía Facebook, y de ver por la misma vía que Checkpoint Guanabana estaba tocando todo el tiempo, Simón me contó que estaría como invitado en el BOmm. Tras haber sido seleccionado como una de las 100 historias más inspiradoras de colombianos en el exterior, el Hermano Simón volvería a su tierra invitado por la Cámara de Comercio de Bogotá como conferencista. Sin haberlo planeado, ahí nos cruzamos, dos días antes de su intervención.
La vida del autogestor
Además de la guitarra, el Hermano Simón se dedica a la autogestión de su proyecto. “Ahorita todo se ha vuelto un reto, un ejercicio personal de vincular a un equipo e inspirarlo”, me contó. “Me he metido en la cabeza que mi función, como uno de los iniciadores de este proyecto, es convencer a otras personas para que le den duro. El autogestor musical no es el que hace todo, sino una fuente de inspiración para sus grupos de trabajo”.
Además de varios cambios de alineación, Simón trata de cumplir ese propósito mientras se ve a sí mismo como un motivador: “La idea es inspirar con una visión a otras personas. Ese es el reto más importante para una banda. Me he capacitado a mí mismo para, en vez de quejarme porque la gente no me copia, irradiar esa pasión, que ellos se peguen también y se monten al bus”.
Ese espíritu, en parte, lo trajo de vuelta a Colombia por unos días. A Simón le enorgullece haber sido considerado como una de las historias inspiradoras que hicieron parte del BOmm en su versión 2015. Aunque ya logró regresar como representante de su proyecto, aún se ve lejano el día en que podamos ver a Checkpoint Guanabana en algún evento local.
“Me gustaría venir a Colombia”, reconoció Simón con nostalgia. “Pero sin duda, por las facilidades logísticas, ahora estamos tratando de empezar en Europa para hacer música y tocar. Además, está la cuestión de la subida del dólar…”
“Uno en la música tiene pocas flechas y muchas dianas”, me dijo Simón. “Eso, sumado al riesgo de fallar en el tiro, puede generar una decepción muy grande. El factor que uno puede controlar son las dianas, las prioridades. Venir a Colombia es una de las dianas, pero no es la meta principal en estos momentos”.
Mientras llega el día, Simón seguirá dividiendo su tiempo entre la gestión de nuevas presentaciones en Europa y la práctica de la guitarra: “Muchos tienen la fortuna de dedicarse todo el día al instrumento. Otros tenemos que separar el día entre el instrumento, el computador para promocionar la banda y además darle a las otras cosas mientras esto da”.
Y mientras eso pasa, prometimos estar en contacto para saber cómo avanzan sus aprendizajes personales y su nueva carrera de coach. Espero también que siga haciendo ejercicio; una muy buena costumbre para todo músico: “Tener a alguien que no pueda cargar un equipo es como perder a un soldado”.
Juan Alejandro Lopera
@cubara