Las leyendas más emblemáticas del hard core y el grind core estuvieron reunidas en un solo lugar.
El segundo día de esta edición del festival podría calificarse como histórico. En ninguna de las 21 ediciones pasadas había subido al escenario un resucitado, pero la magia de miles de personas gritando al unísono un solo nombre hizo posible que de su tumba se levantara: el mismísimo Lemmy Kilmister subió al escenario Plaza del Simón Bolívar y tocó, junto a la banda mejicana Los viejos, el himno del trash Ace of spades. Lo hizo como lo hacía siempre, con su sombrero y su apariencia de redneck inmamable.
En la mañana el público ya se había unido para corear a la banda bogotana de ska Los elefantes, que se presentaron en el escenario Eco. Su canción “Boca e’ caimán” fue cantada, impresionante, por la mayoría de los asistentes; los instrumentos se silenciaron, mientras la gente cantó “Siempre son las mismas palabras, las que digo y nunca te digo, que tu caimán tiene muchas muchachas y que yo te quiero conmigo”. Definitivamente, faltaba una banda que pudiera suscitar un espectáculo como éste.
Una de las presentaciones más destacadas fue la de la banda neoyorquina de Hardcore, Sick of it all, que este año celebra 30 años de carrera. Aunque la asistencia que podría esperarse para una banda de esta talla no cumplió con las expectativas, la energía de los presentes pareció surtir efecto en la banda, pues tocaron más de 3 minutos de lo establecido, de acuerdo con los tiempos otorgados a cada banda.
Después, la misoginia y el reggaetón se apoderarían del escenario con Los compadres recerdos, cuya mezcla entre metal y reggaetón hizo reír a algunos. El tono misógino y no muy brillante se prolongaría con Cuentos de los hermanos Grind, que celebraba, diez años de carrera, teniendo como invitado especial al comediante “El hombre caimán”, con el que cantaron “mi burrito sabanero” tema que exalta las costumbres y tradiciones de los costeños (la presencia del hombre caimán parece validarlo).
Cerró la noche la banda inglesa Napalm Death, que en mi opinión sonó sin el vigor que la caracterizaba. La asistencia en este caso también estuvo floja. Se veía solo un poco más de la mitad del parque ocupado.
Con más géneros presentes en el festival, tuvimos un segundo día que en mi opinión superó al primero. De nuevo cerraría una banda de metal, cosa con la que muchos, me incluyo, no están de acuerdo. El último día seguramente nos traerá más variedad.
Crónica y fotos: Camilo Lamilla Tamayo.