Steppenwolf: Lobos Eléctricos en la Frontera del Rock

Steppenwolf se fundó en 1967 en Estados Unidos

Más allá de Born to Be Wild, Steppenwolf fue una banda marcada por la migración, la filosofía y el activismo político.

De orígenes prusianos y nombre inspirado en Hermann Hesse, revolucionaron el rock psicodélico con letras sociales, sintetizadores pioneros y denuncias antibélicas en plena era hippie. Descubre su lado menos contado.

Cuando se habla de Steppenwolf, la mayoría piensa automáticamente en motocicletas, cuero negro y la canción que casi por accidente se convirtió en himno generacional: Born to Be Wild. Pero detrás de ese rugido clásico hay una historia rica, de migraciones, experimentación sonora y rebeldía política que ha quedado algo enterrada bajo la cultura pop.

Steppenwolf nació en 1967 en Los Ángeles, pero su esencia viene de mucho más lejos. Su líder, John Kay, cuyo verdadero nombre es Joachim Fritz Krauledat, nació en Tilsit, Prusia Oriental (actualmente Sovetsk, Rusia), y escapó con su madre del avance soviético durante la Segunda Guerra Mundial. Lo más curioso es que Kay aprendió inglés escuchando radio clandestina americana desde Berlín Este antes de emigrar a Canadá. Esa conexión temprana con el rock y el blues estadounidense formó su identidad musical antes de pisar suelo norteamericano.

“The Sparrows” fue el nombre original del grupo. Después se cambió a Steppenwolf.
“The Sparrows” fue el nombre original del grupo. Después se cambió a Steppenwolf.

Antes de llamarse Steppenwolf, los integrantes eran parte de un grupo llamado The Sparrows. Fue el productor Gabriel Mekler quien sugirió rebautizar la banda en honor a la novela homónima de Hermann Hesse, una obra existencialista y psicodélica que conectaba perfectamente con el espíritu contracultural de finales de los sesenta. Lo interesante es que aunque la banda parecía diseñada para el público biker, su nombre y muchas letras estaban cargadas de referencias filosóficas y existencialistas que a menudo pasaron desapercibidas.

Musicalmente, Steppenwolf fue uno de los primeros grupos en trabajar con pedales fuzzbox, distorsionando sus guitarras mucho antes de que fuera una norma. Canciones como The Pusher muestran un sonido sucio y psicodélico que se adelantó a su tiempo, con una letra que denuncia sin rodeos el lado más oscuro de la cultura de las drogas, algo raro en una época en la que el tema se solía tratar con romanticismo. Esta canción, por cierto, fue censurada en varias radios por su lenguaje explícito.

"Candy", película en la que Steppenwolf presenta su música.
«Candy», película en la que Steppenwolf presenta su música.

Pocos saben que Steppenwolf fue de las primeras bandas en incluir un sintetizador Moog en sus grabaciones, un detalle que aparece en el álbum Monster (1969), particularmente en su suite antibélica de mismo nombre. Este disco es una declaración política poco recordada, denunciando la hipocresía del gobierno estadounidense en plena guerra de Vietnam y anticipando lo que sería la radicalización política del rock en los años 70.

Otro dato inesperado: Steppenwolf tuvo una relación cercana con el cine. Aunque la asociación más conocida es con Easy Rider, sus canciones también se utilizaron en películas poco convencionales como Candy (1968), una sátira psicodélica protagonizada por Marlon Brando y Ringo Starr, donde la banda representa ese lado salvaje y caótico de la contracultura.

Finalmente, aunque siempre se les identificó con el hard rock, Steppenwolf fue pionero en incluir temas de derechos civiles y ambientales en sus letras. Canciones como Draft Resister y Monster/Suicide/America hablan abiertamente de racismo, abuso de poder y destrucción ecológica, cuando estos temas apenas asomaban en el discurso popular. Steppenwolf fue, en el fondo, una banda mucho más política y filosófica de lo que su imagen de chicos malos sugiere.

Jessica De Brigard