El 9 de novienbre de 2024 quedará en la historia del metal colombiano como el día en que Testament, uno de los grandes nombres del thrash metal mundial, descargó toda su furia en el escenario principal de Rock al Parque.
Con una formación de lujo —incluyendo al mítico baterista Dave Lombardo— y una ejecución impecable, la banda ofreció un show de alto voltaje que puso a temblar el Parque Simón Bolívar.
Desde los primeros acordes de “Rise Up”, quedó claro que no sería una presentación más. Chuck Billy, imponente como siempre, comandó a la multitud con fuerza y carisma, mientras los riffs afilados de Eric Peterson y Alex Skolnick cortaban el aire como cuchillas. El pogo no tardó en estallar y, canción tras canción, la banda fue alimentando el frenesí colectivo.
El repertorio fue una mezcla letal de clásicos como “Into the Pit”, “Practice What You Preach” y “The New Order”, junto con cortes más recientes de Brotherhood of the Snake y Titans of Creation. Cada tema fue recibido con euforia, mientras las miles de voces coreaban y levantaban puños en sincronía con los bombos demoledores de Lombardo.
Precisión técnica, actitud y una conexión real con el público
A nivel sonoro, Testament ofreció uno de los shows más pulidos del festival. La claridad del audio permitió que cada nota de guitarra, cada redoble y cada gruñido gutural se sintieran con la fuerza justa. La banda no solo demostró técnica, sino también una conexión sincera con su audiencia. Chuck Billy agradeció varias veces en español y reconoció la energía única de Bogotá: “Ustedes son salvajes, ¡nos encanta esta ciudad!”, gritó antes de lanzar “D.N.R.”, que desató otro pogo masivo.
El recibimiento del público fue apoteósico. Muchos fanáticos, con camisetas viejas de la banda, vivieron el concierto como una experiencia catártica. Las redes sociales se inundaron de videos, fotos y elogios al show, consolidándolo como uno de los momentos más memorables de Rock al Parque 2024.
Con más de 40 años de historia, Testament no solo vino a repasar su legado: vino a reafirmar que el thrash metal sigue siendo una fuerza viva, feroz y relevante. Su paso por Bogotá dejó claro que el metal de la vieja escuela aún puede dominar los grandes escenarios con total autoridad.