Tras la “pared” de Pink Floyd

The Wall, disco de la legendaria banda Pink Floyd, aún sigue dando de qué hablar a sus 39 años de lanzamiento.

Por: Diego Alejandro Pardo Peña*

No solo es un disco conceptual sino que llevó a otro nivel la música y hoy en día se sigue usando como modelo artístico. El trabajo discográfico fue un conjunto de vivencias audiovisuales las cuales incluían una película. Siempre se recuerda a Roger Waters, Nick Mason, Richard Wright y David Gilmour cuando se habla del trabajo conceptual; pero jamás se olvida a Syd Barrett, primer líder de la agrupación.

“Floyd” es una de las bandas más icónicas de la historia del rock, debido a su forma particular de hacer música. Sus álbumes conceptuales, los encargados de contar una historia, fueron su lema de batalla en los años 70. Con álbumes tan recordados como The Dark Side of the Moon, 1973, el cual con su simple carátula inspiró movimientos y aún en estos días, mucha gente, sin saber qué significa, usa el triangulo con luz en sus camisetas.

Poco les importaron las críticas de parte de los nuevos estilos musicales que les iban quitando cabida entre el público; un ejemplo recordado fue John Lydon, líder de Sex Pistols, el cual fue fichado por la banda cuando se le vio con una camiseta que decía “Odio a Pink Floyd”. Este siempre fue uno de sus principales detractores, y parte de uno de los nuevosmovimientos de este entonces, el punk rock.

The Wall, onceavo álbum de la banda, narra las vivencias de un personaje ficticio llamado Pink, que era una estrella de rock, pero muchos plantean que es el mismo Roger Waters contando su historia. Debido a las similitudes que tienen los sucesos con la vida personal del bajista y cantante. Gracias a los interludios, como In the flesh? planteando a que nadie conoce la verdadera historia del artista que está en tarima, “If you’d like to find out what’s behind these cold eyes? You’ll just have to claw your way through the Disguise” (¿Si te gustaría descubrir que hay detrás de estos ojos fríos? Solo tendrás abrirte paso en el camino a través del Disfraz).

Los diferentes traumas y tensiones entre los miembros de toda la agrupación llevaban a distanciamientos y muchos creían una posible separación. Los egos estaban jugando una mala pasada y Waters, casi en forma de dictador, planeó solo todo el trabajo discográfico e idea audiovisual, casi sin darles crédito a los demás integrantes. Con todas estas tensiones se dio como resultado el disco de consagración para los músicos británicos.

Son 26 pistas divididas en dos actos, se escucha de manera perfecta la buena sección rítmica que se tenía, tal vez no compaginan como personas pero como músicos eran para muchos los mejores. Lo impresionante del disco es que sin lugar a dudas ha inspirado a diferentes artistas; por ejemplo, el track número 7 del disco, llamado Goodbye Blue Sky tiene una gran similitud con la canción de la recordada banda de grunge Nirvana, All Apologies.  Ambas tienen una sección rítmica y melódica similar, pero se llevan 14 años de diferencia entre lanzamientos.

“En el fondo, son bocetos de musicales que, si conectan con el público, pueden tener muy larga vida, en escenarios y en cine, como bien saben Pete Townshend con Tommy y Quadrophenia, o Roger Waters, que todavía sigue ordeñando la vaca de The Wall”, plantea Diego Manrique, en el diario El País. Esa es la mejor descripción de lo que llevó a Pink Floyd a convertirse leyendas, pero sin lugar a dudas ser fieles a su estilo.

Pasaran los años y seguirán influenciando las nuevas generaciones, e invitando a los nuevos artistas a contar una historia. Cada vez vemos más álbumes conceptuales, Kendrick Lamar con To Pimp a Butterfly de 2015 o, mi favorito, American Idiot de Green Day de 2004. Un álbum conceptual es construir una pared, cada ladrillo formará una gran obra maestra y Pink Floyd lo sabe hacer muy bien.

*Trabajo presentado para la materia Laboratorio Multimedia en Periodismo Cultural de la Universidad de La Sabana.