Un efecto llamado música

El ser humano es un ser social por naturaleza el cual intenta compartir experiencias con otras personas, para así ser parte de un grupo. La música es un lenguaje universal donde no necesariamente se debe disponer de letra o, ni mucho menos, entenderla para hacerla parte de nuestra vida.

Créame que la música no es solo el hecho de escuchar por escuchar, su cerebro lo está llevando más allá y es complicado que para ciertas personas esta actividad sea así de superficial.

Si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco. Tchaikovski.

Platón partía de que la música “era el arte educativo por excelencia”; para muchos cualquier melodía se vuelve parte esencial del diario vivir.

Con la tecnología, el consumo de música ha cambiado y se ha vuelto mucho más universal, donde podemos conocer sonidos de todo el mundo desde la palma de la mano. Lo único que no ha cambiado es la estrecha relación que se tiene con nuestra vida.

Los sonidos hacen parte de la cotidianidad, las pulsaciones cambian nuestro estado de ánimo. El corazón tiene un promedio de 74 latidos por minuto y está comprobado que este se altera dependiendo del género que escuche. Por esto es que cuando se acude a un gimnasio se va a tener canciones con un BPM, beats por minuto, alto para aumentar el desempeño. Cada persona es capaz de decidir sus gustos y atracciones en cuanto a los géneros musicales, cada uno puede darle un significado diferente a una canción. No hay nada más bello que encontrar esa canción que marcará ese momento especial en tu vida, esta melodía siempre mantendrá vivo ese recuerdo.

La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión. Que la música sea el alimento del amor. Kurt D. Cobain

La libertad que nos brinda un género en particular es incalculable o la versatilidad que se le puede dar será aún mayor. En el momento que se escucha mucha música o se estudia un poco, se podrá determinar si un artista tiene una sección rítmica buena o no.

Compartir nuestros gustos es una de las tareas más difíciles que puede existir para el ser humano. Nuestras afinidades son algo que siempre deseamos conservar y que sean respetadas, cuando compartimos alguna de estas estamos denotando algo muy propio.

Siempre vamos a recordar esa canción  que le gustaba a nuestros padres, abuelos o esa persona que ha marcado nuestra vida. El tiempo ha ido cambiando estas diferentes estructuras, las canciones cada vez suenan más repetitivas e iguales, pero siempre que alguien nos dedique una canción debemos escucharla porque bien lo describió Gustavo Cerati.

Si alguien te recomienda una canción debes escucharla porque ese alguien te está compartiendo un pedacito de su felicidad.

 El legendario Cerati estaba completamente en lo cierto: cuando compartimos alguna canción con alguien más, queremos que experimente la misma sensación que tuvimos nosotros al oírla y que también la vuelva suya.

¿Quién no ha dedicado una canción? muchas veces lo único que buscamos es con la seguridad que nos proveen nuestras afinidades lograr transmitir un mensaje; sí, con la chic@ que le gusta o simplemente compartir esa canción que queremos que se vuelva una banda sonora con esa persona.

También, ¿Por qué no entendemos ese extraño gusto por esas canciones “pegajosas”? es tan simple que la industria musical ha descubierto una fórmula para “conquistar” a la audiencia. Un efecto llamado Millennial Whoop, el experto en música Patrick Metzger lo definió como “una secuencia de notas que alterna entre la quinta y la tercera nota de una escala mayor, por lo general empezando en la quinta. Un cantante por lo general llega a estas notas con un fonema ‘oh’, a menudo en un patrón ‘wa-oh-wa-oh’. Y está en tantas canciones pop que es criminal”.

Es por eso que cada vez hay más disputas entre los amantes de la música porque ya todo suena ‘casi’  igual. La próxima vez que escuche una melodía dele un significado más allá de lo común o, si en alguna oportunidad, alguna persona le quiere compartir una canción escúchela y valórela, porque puede volverse una parte importante de la vida.

 Gracias Totales por ese efecto llamado música!

 Diego Alejandro Pardo
@DiegoPardo_