Cuánto tienen que aprender los músicos. El nuevo disco de Pink Floyd es una cátedra maestra para el rock y la industria discográfica.
Cada año se publican más discos, y a su vez son menos los trabajos musicales que se venden. Grupos que no vale la pena mencionar suenan en las emisoras, y cual villancico navideño, están poniendo cualquier cosa en el mercado todos los años.
Malos videos y malos artistas; malas canciones y pésimos discos.
Pero de golpe, hay luz al final del camino. Pasaron dos décadas para poder escuchar un nuevo trabajo discográfico de Pink Floyd. 20 años en los que seguía la pelea entre los artífices de A Momentary Lapse Of Reason, y la mente maestra detrás de The Wall. 20 años en los que con nostalgia, el rock despidió a Syd Barret y Richard Wright.
Fueron 20 años también, en los que David Gilmour publicó dos discos, Roger Waters visitó América Latina dos veces y una de ellas pisó tierra colombiana. 20 años en los que se mira hacia atrás y se sigue viendo a The Division Bell como “lo último de Pink Floyd”.
Fueron también 20 años en los que, en el 2005, Pink Floyd finalmente se juntó con Waters e hicieron historia en el famoso Live 8.
En 20 años todo cambia, mucho. Pero para fortuna del buen nombre del rock, Pink Floyd se mantiene igual, y de hecho mira hacia atrás y recuerda sonidos de discos como Animals, Wish You Were Here o incluso el Dark Side of the Moon, y esto convierte a The Endless River en un capítulo muy interesante dentro de la historia de Pink Floyd.
Resulta encantador escuchar los nuevos -pero aun así clásicos-, punteos de David Gilmour; es embriagante envolverse en las atmósferas que entrega The Endless River en sus primeras dos canciones. Es asombroso escuchar el solo de batería de Nick Mason en un corte de poco menos de tres minutos.
The Endless River supera sin duda alguna, todos los lanzamientos musicales del 2014. La receta es cero comercial, en este disco Pink Floyd (Gilmour y Mason), hizo lo que quiso. Claramente no hay una necesidad de mercado ni nada parecido (y aun así, el vinilo se agotó en cuatro horas en el sitio PopMarket.com).
La séptima canción “Ansina”, es una de las que más melancolía genera, porque el tema es uno de los que se hicieron con material previamente grabado con Richard Wirgth, y tenerlo allí es muy emocionante, aunque sea de una manera virtual.
The Endless River es un viaje en el cual Pink Floyd se despide, y eso algo que no deja de ser triste. Este disco es perfecto, no hay ninguna duda. Ojalá se venga una gira mundial y una parada en Colombia no es algo difícil de imaginar.
21 temas conforman este disco, todos ellos de gran manufactura, con la dosis exacta de potencia, melancolía y virtuoisidad.
A buena hora llegó. The Endless River es el mejor disco del 2014.
Julián López Cortes