Anoche, en el escenario Plaza el Festival cerró con la presentación de Suicidal Tendencies, con Dave Lombardo, ex-baterista de Slayer, acompañándolos.
La primera banda que vi, empezando la tarde, me dejó la sensación de escuchar un tributo a los Ramones, con una voz sin mucha gracia y letras más dulzonas que las que escribía Joey. Chite, de convocatoria Distrital, puso a saltar a los punks que llegaban al parque y que esperaban ansiosamente la llegada de la leyenda G.B.H, una banda que desde el 79 se embarcó en un sonido punk veloz y contestatario. “Yo sé que no hay alcohol aquí, pero sólo imaginen que lo hay” fue el prólogo para que coreáramos “alcohol, i love you in my brain”. El público estallaría con “City’s baby revenge” (—-, el cantante, bajó del escenario, a la zona de prensa, y nos dejó sentir un poco de su saliva en las caras de los que estábamos más cerca). Los de Birghminham acabarían presentando una nueva canción, Momentum.
Cuando se subieron los argentinos de Las manos de Filippi, llegué a pensar que había ocurrido otro milagro en Rock Al Parque, como el del día anterior, y que Angus Young había abandonado a AC/DC, para tocar en Bogotá. En uniforme escolar de pantalones cortos, cantaron contra el fútbol (una institución intocable en Argentina), la corrupción y la violencia. Cerraron tocando Sr cobranza, que había sido interpretada el día anterior, en el escenario Eco, por Gustavo Cordera.
La sorpresa más grata la dio Burning Caravan, en mi opinión, la mejor banda del día. Músicos precisos, virtuosos, nos dejaron respirar los vientos del Danubio con un sonido que constantemente recordaba a cualquier escena de una película de Emir Kusturica. Con gran sentido cinematográfico, sonaron después como una película de Tarantino, tocando un poco pshycobilly. La mayor sorpresa fue una versión punkera del tango Volver.
Todos tus Muertos demostró por qué era una de las más esperadas. Adelita sonó con emoción particular. Alternaron atinadamente sus canciones reggae con las más rockeras.
Finalmente, Suicidal Tendencies, con un sonido violento y, como era de esperarse, la batería inexorablemente virtuosa. Nos dejaron con la sensación de un excelente cierre del festival, que a pesar de los problemas presupuestarios consiguió consolidar un buen show, que intentó satisfacer todos los gustos. Como regalo para todos los presentes, reprodujeron en los parlantes del escenario una de las canciones que hará parte de su último álbum, de próximo lanzamiento.
Camilo Lamilla Tamayo
Fotos: Camilo Lamilla Tamayo / Julián López